jueves, 9 de abril de 2015

Los grandes momentos de correr un maratón

La vivencia de correr un maratón va mucho más allá de la simple carrera. Es una larga sucesión de acontecimientos que hace que la prueba en si sea uno de los acontecimientos sobre los que pivota la vida de un corredor durante semanas.

Hemos de reconocer que en general somos muy flipados con este tema y que de tanto correr en ello magnificamos el acontecimiento en si a dimensiones épicas, y hay que reconocer que eso MOLA UN PUTO HUEVO. Nos pasamos imaginándonos y visualizando momentos épicos durante semanas y eso es impagable, ya que nos genera grandes momentos personales muy íntimos, muy satisfactorios y gratis.

Esos momentos de estar entrenando e imaginar esa entrada en meta logrando nuestro objetivo, imaginándonos como entraremos, la música de fondo, la familia animando, las lagrimas en los ojos.... Y eso solo entrenando. Yo he tenido momentos tan vividos en los entrenamientos de hacérseme un nudo en la garganta de lo potente de la sensación.



Luego uno de momentos previos más guapos de la liturgia runner, que por lo que comento con los amigos a todos nos gustan mucho, es el momento feria del corredor y recogida del dorsal. Normalmente en grandes espacios repletos de corredores, muchísima gente en haciéndose fotos, llegando en grupos, el consultar las listas para ver nuestro numero, la retirada de la camiseta y la bolsa del corredor, son momentos intensos ya que estamos rodeados de un ambiente muy atlético y porque sabemos que todos los que están allí tienen sensaciones similares a las nuestras, un ambiente muy de hermandad, de comunidad.

Aparte por supuesto del paseo por la feria toda llena de zapatillas stands de otros maratones por todo el mundo, marcas, tiendas, recuerdos, merchadising, zona de fotos, y un larguísimo numero de actividades runner. Siempre que voy a una buena feria del corredor salgo de buen humor.



Luego esta mi preferido, que el momento salida, cuando estamos todos hombro con hombro ya de corto esperando que de una puta vez suene el disparo y nos pongamos al lio. Esos momentos previos a mi me parecen la leche, la concentración de los corredores, los saltitos, los que levantan las manos porque así creen que pillaran antes la señal del GPS.

Es un momento en el que me gusta mirar a mi alrededor y ver literalmente cientos de caras todas fijas en un mismo punto y sabiendo que todos estamos a la espera de lo mismo, para saber qué es lo que se sienta hay que esta hay, y si encima puedes hacerlo rodeado de algún amigo no hay nada mejor. Algunos de los abrazos más sinceros y llenos de sentimiento los he tenido hay en ese último momento antes de empezar una carrera.



Y luego está la llegada a meta, y este creo que es uno de los momentos más sobrevalorados del maratón. Será porque siempre llego follado a meta y no tengo fuerzas para expresar o sentir nada que no sea el irresistible deseo de parar de correr y recuperar. Ya luego si, cuando te das cuenta que has llegado que lo has conseguido, pues si, pero vamos la meta suele ser un momento bastante solitario, esos metros entre la meta y los primeros puestos de recuperación son de vacio mental y corporal hasta que se empieza a recuperar el control completo del cuerpo.

A pesar de todo y por todo esto, correr un maratón mola mucho por todo lo que nos da y todo los que nos deja en el zurrón personal. Creo que por eso la mayoría de nosotros repetimos. Y seguiremos repitiendo hasta que el cuerpo aguante. :D

1 comentario:

  1. Gracias por escribir, se me ha hecho un nudo en la garganta recordando las sensaciones que vivimos los runner's en nuestras carreras.

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