viernes, 30 de septiembre de 2011

Martín Fiz en Berlin. Un gran ejemplo.

Hoy me he quedado de piedra al leer la crónica de Martín Fiz en el maratón de Berlín de este año. Creo que nadie necesita que hablemos de los exitos de este maratoniano, he ha subido a lo más alto del podio en varias ocasiones.

Ya retirado de la alta competición, decidió correr este maratón con un objetivo de 02:25:00, y para ello entreno. Al final paso lo linea de meta marcando 04:37:21. Ahora os enlazare el texto completo extraido de su blog.

Pero realmente queria destacar que gran ejemplo y que gran sufrimiento personal le ha supuesto a este corredor esta dura prueba. Conozco a muchos corredores que lo dejan si ven que no van a cumplir su objetivo o si estan sufriendo en demasia, y ver como Martín ha sufrido durante 30 km llena mi mente de palabras como grandeza, entereza y disciplina, que es lo que significa correr un maratón.

Muy grande Martín, por lo menos a mi, me has enseñado una lección que llevo en mis alforjas para correr NY.

¡Bueno! Ya estoy de vuelta. Sentado ante el confesionario. Me cuesta poner el dedo en las teclas, es como si por la cabeza me recorriera un bloqueo mental.

Cuando hay algo que no nos va bien suelen aconsejar que lo mejor es “pasar página”. Hoy más que nunca quiero coger el toro por cuernos, un toro bravo de nombre maratón. Una res que me ha corneado y me ha dejado mal herido. Fui a Berlín con la finalidad de pasar, rápido y veloz, por la puerta grande de Brandeburgo pero esta quiso hacerse la remolona. Después de cuatro horas treinta y siete minutos y veintiún segundo alcance la línea de meta. Si, si 4:37:21. Jamás había estado tanto tiempo corriendo y andando, en competición. Muchos diréis, “Martín, tómatelo como una anécdota” pero verdaderamente fue un sufrimiento.

Semanas antes al maratón, (4 de Septiembre) empecé a sentir un dolor punzante en la zona de inserción del tendón de Aquiles con el gemelo y Soleo. Entonces, comencé un periodo de rehabilitación que creí que para el día “D” todo estaría arreglado. Quedaban tres semanas para el maratón y mi estado de forma iba mejorando. Me notaba fuerte y enérgico. Mentalmente, creí que podía estar en mejores tiempos de los pronosticados, si en un principio la idea era bajar de la 2:27:00 por la cabeza me rondaba la cifra de los sub 2:25:00. Todos sabéis que una cosa es lo que se comenta en voz alta y otra lo que uno en su interior, piensa. En los entrenamientos de calidad arriesgaba y apuraba al máximo. Me diréis ¿Cómo con tu experiencia no has sabido frenarte? Estos errores se cometen cuando no tienes a alguien que te asesore y que te diga cuando hay que frenarse. Por eso muchas veces insisto de la importancia de la figura del entrenador. Recordar, muy importante el entrenador.

La semana del maratón bajé el nivel de entrenamiento. Ya no había dolor, incluso el día antes del maratón salí a trotar con Joseba Beloki (30 mnt. de trote + 3 X 100 en progresión + estirar). Le hice saber que no me dolía nada y que me encontraba muy bien.

Día del Maratón

6:10 AM suena el despertador. En el salón del desayuno hay un ambiente deportivo excepcional. Café + pan con queso y mermelada. 7:15 AM la expedición de Sportravell sale hacía el punto de salida. Nos cruzamos con un montón de deportistas. En los labios aparece la palabra SUERTE. LA letra “A” me dice que el lugar de salida es preferencial, salgo en el primer cajón, es decir, justo detrás de la elite. Veo a; Gebre, Villalobos, Nimo, Serrano, Tamara Sanfabio, Estela Navascues. Con el número 1 a sus espaldas aparece un atleta de Kenia. Me digo será Makau, ganador en la edición pasada. Dos horas tres minutos y treinta y ocho segundos después sería el ganador y nuevo recordman del mundo.

9:00 AM disparo de salida y todos a correr. Corro contiguo a Toñin. Marcamos 3´17 para el primer kilómetro. Cabeceamos de un lado a otro en busca de una grupeta que se asemeje a nuestro ritmo. En aquel momento, Toñin se percata de un grupo de atletas. Es el perfecto. Me encuentro bien suelto, motivado con fuerza y lo que es mejor estoy rodeado de atletas que van a marcar el ritmo. El paso por el kilómetro cinco (16´52 / 3´23/km) empieza a sentir una punzada en la zona externa del Aquiles y se lo hago saber a Toñin. Estoy preocupado, muy preocupado, es demasiado pronto. Hablo con mi compañero de fatigas, “Toñin, me duele”. Me anima “Tranquilo seguro que se te pasa. Me coloco el último del grupo pero mi mente ya no está puesta en el control del ritmo sino en una molestia que poco a poco se va agravando. En los puestos de avituallamiento el grupo acelera para coger y recuperar líquidos. Estos vaivenes hacen que la molestia pase a un dolor insoportable, es como si en cada zanzada me estuveran clavando un cuchillo. Físicamente el ritmo es soportable, tanto es así que el paso por el kilómetro diez lo pasamos en 33´54 (3´25/km.) Vuelvo a informar, “Toñin, me duele mucho”. “Aguanta, Martintxo, ya verás – esto no es como empieza sino como termina”. Tres kilómetros (en el 13) más adelante el dolor es muy intenso, no puedo apoyar el pie. “Toñin, continua, yo no puedo, me paró”. Así, de esta manera se desvaneció mi sueño.

Apesadumbrado y con una mente loca, loca, pasaban toda clase de indecisiones: ¿Sigo a un ritmo, despacio? ¿Estiro y luego continúo? “Esto es una mierda”. Joder ¿Qué hago? Espero a que llegue Beloki. “Vamos Belo” Me mira y su expresión es de desconsuelo “Tío qué te ha pasado” ¡Vamos Beloki! ¿Qué tal vas? Muy bien. Al poco de rebasarme trato de correr tras él pero no puedo. Me duele, me duele muchísimo. La gente me reconoce y me percato que se sienten tristes. En aquel momneto “Quiero” continuar, “Quiero” estar sólo”, Quiero” castigarme. Quiero flagelarme, mentalmente
Camino, corro, pienso, rumió todo lo que hay por examinar. El paso por la Media es de 1:41:50. A lo lejos diviso unas camillas. Me paró y me friccionan con hielo y masaje. El dolor es tan grave que la fisioterapeuta no puede tocarme. Continúa con mi peregrinación y empiezo a calcular tiempos. Ana. Mario y Amaia está corriendo y pienso que una buena opción es esperarles. Entrar en ritmos de cuatro horas fue como entrar en el Vietnam de los años 70. Gente acalambrada, con dolores musculares, deshidratados, sufriendo lo insufrible. A más de uno le ofrezco ayuda, les paso agua, geles, fruta…Todo lo que estoy viviendo lo desconocía y me da coraje para seguir hacía adelante.

En el kilómetro 35 llega Mario y pregunto por las chicas. En el 37´5 veo a las chicas de Zirauna (Ana y Amaia). Las dos van muy concentradas. ¡Chicas! Nos las quiero agobiar, ahora más que nunca necesitaba de su compañía.

Pasado el 41 tuve como una sensación de reconciliación, fue como si allá, don kilómetro 13 (número fatídico y de la mala suerte) quisiera desposarme. Don 13, ignora que el amor odio que siento por “LA” maratón, para lo bueno y para lo malo, siempre será eterno.

¡Vamos chicas, ahí está la puerta, la puerta de Brandeburgo, la puerta de la victoria”. Unos ojos encharcados de lágrimas nubla el arco de llegada. Nos damos las manos y entrenamos felices y muy emocionados. Sólo me queda abrazarles y expresar “Ana, he sufrido mentalmente como jamás lo había hecho”.

Split time
5 km 00:16:52
10 km 00:33:54
15 km 00:53:33
20 km 01:33:56
Halb 01:41:44
25 km 02:10:04
30 km 02:53:30
35 km 03:35:37
40 km 04:24:20
Finish 04:37:21

CONCLUSION:

Considero que aunque he tenido vuestro cariño, animo y apoyo, tal vez en los 15 últimos días me haya sentido un poco solo, es decir, me ha faltado alguien cercano, un entrenador, alguien que supiera frenar mis impulsos.
He recibido muchas opiniones y me quedo con dos:

- El sábado en la Expo / Feria del corredor permanecí mucho tiempo inmóvil pero de pies. Alex Calabuig me dijo y me invito a sentarme. Estar mucho tiempo de pies termina cargando la zona lumbar, isquiotibiales. No le hice mucho caso. Este detalle pudo agravar la lesión del Soleo.

- El domingo tras la carrera hablé con Alex (mi hijo) y creo que dio en el Quid de la question. “Aita (papa) a ti para correr a ritmo de 2:30 el maratón, no necesitas entrenar tan rápido.

Me queda el consuelo de haber estado el día que el Keniano Patrick Makau, logró el récord del Mundo 2:03.38

Fuente

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